El té verde se originó en el este de Asia y ahora se cultiva ampliamente en Asia, África y partes de Oriente Medio. En los tiempos modernos, el té es la bebida más consumida después del agua.
El té verde y el té negro provienen de diferentes variedades de la misma planta. La variedad de té verde tiende a utilizar hojas más jóvenes y no pasa por un proceso de oxidación, lo que deja su líquido de color mucho más claro que el té negro.
Las hojas a menudo se cuecen al vapor antes de enrollarlas y secarlas para evitar la oxidación. Cuanto más tiempo se permita la fermentación, las hojas aumentan el contenido de cafeína y pierden el contenido de polifenoles.
Los polifenoles son los antioxidantes que se encuentran en la hoja de té y una fuente importante de muchos de los beneficios para la salud que ofrece el té verde. Los polifenoles son los que le dan al té su sabor ligeramente amargo.
El té verde se ha utilizado como medicamento en China durante miles de años y se ha utilizado para tratar problemas que van desde dolores de cabeza hasta depresión.
La medicina tradicional prohíbe el té verde como diurético para limpiar el cuerpo del exceso de líquidos y toxinas, como estimulante, como medicina para un sistema cardiovascular saludable y para ayudar a detener el sangrado y cerrar heridas.
También se ha utilizado para tratar la acumulación de gases, la fluctuación del azúcar en sangre y para promover la digestión. Se están realizando investigaciones en curso sobre estas afirmaciones, pero hasta ahora se ha confirmado que muchos de estos tratamientos tradicionales son científicamente plausibles.
Los beneficios más importantes provienen de un importante grupo de antioxidantes.
El té verde contiene flavonoides y es la mejor fuente de un grupo llamado catequinas. Estos antioxidantes tienen muchos usos en el cuerpo, pero uno de los más importantes es su papel en la reducción de la formación de células de radicales libres.
Estas células rebeldes pueden ser responsables de una serie de problemas, incluido el envejecimiento prematuro. Un antioxidante llamado EGCG se puede encontrar en grandes cantidades y puede ayudar a tratar muchas enfermedades diferentes.
Los antioxidantes que se encuentran en el té verde ayudan a prevenir la formación de algunos tejidos grasos, lo que aumenta la salud cardiovascular. Se ha demostrado que reducen el colesterol LDL y aumentan la proporción de grasas buenas y malas en el cuerpo.
El té verde y los extractos hechos de la planta son cada vez más populares como ingrediente en aplicaciones tópicas como cremas faciales.
Los antioxidantes ralentizan el proceso de envejecimiento al ayudar al cuerpo a eliminar los radicales libres, y este proceso puede ocurrir interna y externamente para obtener los mejores efectos.
Los estudios han demostrado que el té verde aplicado tópicamente puede reducir el daño de la piel causado por la exposición al sol. Recientemente se están desarrollando algunas cremas que pueden ayudar en la lucha contra el cáncer de piel.
La infusión contiene altas cantidades del aminoácido L-teanina, que tiene un efecto ansiolítico y mejora la función de las ondas cerebrales. Los científicos han descubierto que este aminoácido combinado con cafeína es una combinación ideal para mejorar la función cerebral.
El té verde contiene cafeína, pero no se acerca a los niveles que se encuentran en el café o el té negro, lo que le permite actuar como un estimulante suave sin los efectos fuertes que las grandes cantidades de cafeína pueden tener en el cerebro.
Estos beneficios también pueden ayudar con la función cerebral en la vejez, especialmente con el consumo a largo plazo.
El té verde se usa ampliamente en suplementos para bajar de peso y aumenta la función metabólica. Se han realizado estudios que demostraron que las personas que bebían té verde quemaban una cantidad significativamente mayor de calorías en comparación con las que no lo habían hecho.
Tradicionalmente, la cafeína también se ha utilizado como ingrediente en muchos productos y suplementos para bajar de peso.
El té verde inhibe algunos virus y mata algunos tipos de bacterias, incluidos los que causan mal aliento y daño dental. También tiene flúor para ayudar a desarrollar dientes fuertes, así como otros minerales.
Esta forma de té puede ayudar a controlar la diabetes al mejorar la sensibilidad a la insulina y reducir los niveles de glucosa. Los estudios demuestran que puede ayudar a prevenir la diabetes tipo 2.